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María Paula vive sola con sus dos gatos. Su rutina era simple pero divertida: de lunes a viernes trabajaba en su oficina, visitaba a sus clientes, se reía con sus compañeros a la hora del almuerzo, al finalizar la jornada hacía deporte con sus amigos y los fines de semana, se dedicaba a descansar y visitar sus lugares preferidos de comida. Así pasaba sus días. Esperaba ir a la playa a mediados de año y a visitar a su mamá en el exterior, finalizando el año.
Pero en marzo del 2020 su vida cambió. María Paula y el mundo entero se enfrentaron a una situación inesperada: una pandemia mundial. De repente todo lo que había visto alguna vez en las películas parecía probable: virus, miedo, soledad, incertidumbre, muerte.
El trabajo en casa aumentó las exigencias laborales, disminuyó su actividad física y cambió su rutina por completo: dormía menos, trabajaba y comía más, se movía menos, dejó de socializar y su vida se redujo a un ciclo: de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina al escritorio y del escritorio a la cama.
Era normal que se preocupara, que tuviera miedo, que se sintiera a veces sola y triste, era una situación difícil de afrontar... Sin embargo, cambiar los hábitos, que las sensaciones cada vez fueran más recurrentes, que disminuyera su nivel de tolerancia y que su estado emocional, aunque sonriera, se viera afectado en niveles superiores a las situaciones que enfrentaba, fueron los síntomas que encendieron las alarmas: María Paula tenía un trastorno de ansiedad.
Como ella, muchas personas experimentaron momentos difíciles que detonaron alteraciones en su salud mental.
Si bien la vida se trata de atravesar momentos: felices, tristes, retadores, etc; y es normal que ante situaciones de duelo, pérdida o conflicto experimentemos síntomas de depresión o ansiedad, no es normal que no podamos superarlos o que sean más significativos que los eventos que los desencadenaron e interfieran con el balance de nuestra vida.
¿Cómo saber si esto está sucediéndote?
Primero debes conocer y llamar por nombre propio a las alteraciones que afectan tu salud mental y que se pueden producir por la interacción social, los sucesos del día a día y la influencia del entorno. Hablaremos de dos de las más comunes que ya te hemos mencionado: depresión y ansiedad.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno del estado de ánimo y uno de los problemas de salud más incapacitantes a nivel mundial, se estima que en Colombia la padece 4,7 % de la población.
Depresión no es sinónimo de tristeza ni de debilidad personal, es una enfermedad mental compleja, multidimensional y heterogénea.
Su aparición se debe a factores biológicos: alteraciones cerebrales, neuronales y/o genéticas; o a factores
ambientales: estilo de vida, conflictos familiares, situación económica, entre otros.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Tristeza, ganas de llorar constantes, sensación de vacío, desesperanza, irritabilidad, pérdida de interés, frecuentes pensamientos negativos sobre sí mismo, el pasado y el futuro, alteraciones en el patrón del sueño o el apetito, incapacidad para razonar o hablar, sentimientos de inutilidad, culpa, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, e incluso, tener ideas suicidas.
¿Qué es la ansiedad?
Es un sentimiento de miedo, temor e inquietud.
La ansiedad puede ser una reacción al estrés, es decir que puede aparecer por situaciones difíciles en tu trabajo, justo antes de hacer un examen o cuando debes tomar una decisión importante.
Si logras superar la situación y no se va la ansiedad o encuentras que tienes una tendencia a responder de forma ansiosa a todas las situaciones de tu vida, puedes estar frente a un trastorno de ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece y puede empeorar con el tiempo. Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias y la toma de decisiones de quien lo padece.
¿Qué experimenta una persona con trastorno de ansiedad?
Pensamientos o creencias ansiosas difíciles de controlar que no desaparecen y pueden empeorar con el tiempo, aumento del ritmo cardiaco, mareos y falta de aire, alteraciones en el sueño, problemas gastrointestinales, cambios en el comportamiento y la rutina, miedo constante, cambios en la alimentación (comer más o menos), dificultad para relacionarse y realizar las actividades cotidianas, entre otros.
¿Podemos prevenir que estas alteraciones aparezcan?
Sí podemos prevenir estos trastornos o hacerlos más llevaderos manteniendo algunos hábitos y prácticas saludables como:
¡Normalicemos ir a terapia, cuidar nuestros hábitos, hablar de nuestras emociones y pedir ayuda!
Así disminuimos las cifras de salud mental que hoy, tras una pandemia, han aumentado en nuestro país y en el mundo:
En el 2020, año en que inició la pandemia, un estudio llevado a cabo por un equipo internacional de especialistas en salud mental informó que los casos en el mundo de depresión grave y ansiedad se incrementaron un 28 y un 26%, respectivamente.
Los países con elevadas tasas de infección por el virus y con constantes medidas de confinamiento registraron los mayores aumentos en la prevalencia de ambos tipos de trastornos.
En Colombia, durante la pandemia han aumentado en un 30% las consultas de asistencia sicológica por síntomas relacionados con la depresión y la ansiedad.
Las mujeres, los adultos jóvenes entre los 18 y los 29 años y las personas con bajos ingresos son quienes más han visto afectada su salud mental en nuestro país.
Los síntomas de depresión y de ansiedad de los colombianos en estos últimos meses están asociados a factores como el teletrabajo, la disminución de los ingresos económicos y el aumento en casos de violencia doméstica.
Cambiar las cifras es cambiar nuestra vida y la de las personas a nuestro alrededor.
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