¿Sabes por qué?

Porque tiene muchos beneficios para la salud física, mental y emocional, y nos hace más resilientes. Es una actividad simple que puedes practicar en cualquier lugar y, como es un ejercicio intuitivo, todos podemos hacerlo, aunque no tengamos estudios o experiencia en este tema.

Tú también puedes probar, solo déjate llevar:

1.  Pon música relajante y toma una posición cómoda.

2. Concentra tu atención en la respiración: inhala, cuenta hasta tres y exhala. Repítelo muchas veces hasta que sientas que tu corazón late más despacio y tu respiración es más tranquila.

3. Dispón de mínimo 5 minutos desconectado de tecnología y personas, en un lugar tranquilo y sin ruido.

4. Disfruta la sensación de relajación, observa los pensamientos que pasan por tu mente y, sin cuestionar, déjalos ir. Mantén siempre la atención en tu respiración.

5. Para finalizar, haz una respiración profunda, mueve de forma progresiva tus piernas y brazos, y reincorpórate a tu ritmo.

6. Hacer este ejercicio diariamente te ayudará a oxigenar tu cuerpo, bajar el estrés, retomar los pensamientos positivos, mejorar tu concentración y tu capacidad creativa y cultivar el equilibrio emocional en tu vida.

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